Adelantamientos, remontadas, luchas, emoción... Como dijo Fernando Alonso al acabar la carrera de Australia, "los que decían que las carreras eran aburridas, que se pongan la repetición de esta". Y es que el segundo Gran Premio de la temporada tuvo todos los ingredientes necesarios para convertir una carrera en inolbidable...
Pax Romana
Liz sigue sin seducir
Esto sí que es espectáculo
Pax Romana
Decían que en la F1 no habían adelantamientos, pero Alonso fue el primero en demostrar lo contrario. Un toque con Jenson Button en la primera curva lo envió a la última posición. Tocaba remontar, y así fue: de la 22ª a la 4ª posición. Y no arriesgó más porque se encontró con su compañero de equipo Felipe Massa haciéndole un tapón, y prefirió sacar la calculadora. Se decantó por cuidar los pneumáticos y asegurarse los puntos de la cuarta posición antes que poner en peligro la relación pacífica que se respira dentro de la Scuderia, de momento. Y de paso evitó una segunda parada en boxes que le hubiera costado alguna posición más.
Liz sigue sin seducir
Decían antes de empezar la temporada que Vettel era uno de los favoritos para ganar el Mundial. Pero para ello hay que tener un coche fiable y ganador - no vale con ser un magnífico piloto. Y "Luscious Liz", el Red Bull de Sebastian Vettel, no acaba de satisfacer al alemán. Ya van 2 ocasiones en las que Vettel ha tenido que abandonar la carrera cuando iba líder, algo que le "toca los huevos". ¿Y a quién no? Sebastian tiene todo lo que se necesita para ganar, pero la fiabilidad del coche es una asignatura pendiente. Y no me extrañaría que muy pronto conozcamos a la "hermana sucia de Liz", como ya pasó el año pasado con Kate...
"Oh I feel so good!"
Decían que Jenson Button no iba a tener ninguna opción en McLaren; que estaba loco si creía que podría plantarle cara a Lewis Hamilton. Pero en la segunda carrera de la temporada ya ha ganado su primer Gran Premio con su nuevo equipo y le saca 8 puntos en la clasificación a Lewis. En Australia Jenson se sacó un gran peso de encima, y solo cruzar la línea de meta ya vimos su alegría. "Oh, I feel so good!" gritó por radio. Por unos instantes se pudo relajar y volver a saborear una nueva victoria. Pero aún queda mucho Mundial por delante... Aunque si Hamilton sigue descentrándose como sucedió este fin de semana, no lo va a tener tan difícil como parecía. Pero eso sí, era Australia, una tierra donde hace unos años que Lewis siempre se trastoca!
El káiser no da miedo
Decían que un piloto de la talla de Michael Schumacher volvía para ganar. Pero de momento, sigue estando lejos, muy lejos. Un toque con Alonso al comienzo de la carrera también lo mándó a la cola, pero no tuvo la misma capacidad de reacción que el asturiano. A última hora consiguió acabar dentro de los puntos, pero un joven llamado Lucas Di Grassi primero, y otro llamado Jaume Alguersuari después, le pusieron las cosas muy difíciles. Luchaban el piloto de más edad y el más joven (¡qué espectáculo!) - y es que Schumi ya no da miedo. O al menos por ahora... Y si no, que se lo digan a su compañero de equipo, Nico Rosberg, que ha acabado por delante en las carreras disputadas hasta ahora.
Las caras y la cruz
Decían que Renault sufriría esta temporada, pero Robert Kubica se ha encargado de evitarlo. El polaco ha demostrado que es uno de os mejores pilotos de la parrilla, y se supo defender a la perfección. Excelente. Y dónde también pueden estar contentos es en Hispania: el HRT de Karun Chandhok logró llegar a la meta, y eso que solo llevan 2 semanas en la categoría reina. A este ritmo, ya se pueden empezar a preocupar los demás equipos nuevos como Virgin o Lotus. Pero el que necesita mejorar es Pedro de la Rosa y Sauber - les falta velocidad punta, algo imprescindible si quieren pelear por los puntos...
Esto sí que es espectáculo
La carrera de Australia no tuvo nada que ver con la de Bahrain. Todas las alarmas se habían encendido, pero lo que se necesitaba era tiempo. El circuito de Sakhir tampoco acompañó, y ya se ha visto que la nueva normativa ha sido un acierto. Adelantamientos, luchas desde el principio hasta el final, sin grandes distancias... ¡Qué siga el espectáculo!